La expedición filantrópica de la vacuna

Catalina es Líder de proyectos de CreativeLab y trabaja como mentora de emprendedores como bandera de vida.

Viajemos en la historia

A lo largo de la historia, la humanidad a pasado por diferentes momentos de crisis, en ámbitos como el económico, el social, el cultura o en salud. Si bien, una crisis llega en el momento menos pensado, la respuesta de nosotros como seres humanos, no es la de quedarnos quietos, por el contrario, pareciera inyectarnos una dosis de sensaciones y emociones que, aprendiendo a sobrellevarlas nos permite convertirlas en oportunidades.

En este artículo haremos un viaje en la historia, volviendo 217 años para conocer un relato que parece sacado de un cuento, y que habla justamente eso: cómo darle la vuelta a una crisis.


Todo inicia en Inglaterra

Imagen tomada del telefilme ’22 ángeles’ de televisión española

Aunque esta expedición se dió entre 1803 y 1806, la historia se comenzó a desarrollar 7 años atrás con Edward Jenner, un reconocido médico que nació en la ciudad de Berkeley, Gloucestershire, al sur de Inglaterra, un lugar campestre y lleno de naturaleza. Desde niño aprendió a observar con detalle su entorno, alimentando una curiosidad que le sería útil en su vida adulta. 

Jenner en medio de sus observaciones como médico, notó como las ordeñadoras de vacas lecheras que vivían en el campo adquirían la “viruela de vaca” o “viruela vacuna” al estar en contacto continuo con los animales infectados, pero lo curioso es que al infectarse, quedaban inmunizadas contra la viruela humana. 

Si no lo sabías (y yo tampoco), la viruela es una de las enfermedades más antiguas de la humanidad. Algunos historiadores creen que apareció alrededor del año 10.000 AC, durante los primeros acuerdos agrícolas en África del noreste y poco a poco se extendió apareciendo en cepas que afectaban a animales y humanos, afectando principalmente a niños.


La experimentación

Volviendo a Jenner, entender porque las ordeñadoras eran inmunes a la viruela humana se convirtió en su propia investigación. Por esto, decidió adaptar un método que había importado a Inglaterra la exploradora Lady Mary Wortley Montague, llamado variolación para aplicarlo a estas mujeres. Consistía en extraer líquido de las pústulas de las vacas (abultamiento que aparece en la piel en forma de bolsa pequeña que contiene pus) para inyectarlo a la persona infectada y observar su reacción.

El médico notó cómo aparecían los síntomas normales de la enfermedad pero en una escala menor, y esto le dió una idea: ¿si funciona en adultos, porque no habría de funcionar en niños? es así, como el 14 de mayo de 1796, Jenner experimentó inoculando a un niño de ocho años llamado James Phipps.

El médico raspó el pus de las ampollas de la viruela de Sarah Nelmes, una lechera infectada de la viruela vacuna y observó al niño por días. Los resultados fueron positivos y el niño no contrajo la viruela.

Pero este médico hizo otro descubrimiento: se dio cuenta que la infección también podía transmitirse de una persona a otra, porque en el lugar donde había introducido el líquido, el receptor también desarrollaba pústulas, de donde se podía extraer el líquido que acumulaba una pequeña dosis de la enfermedad.

Este hallazgo abrió una puerta grandísima para la experimentación y el cuidado humano, dándole paso a lo que conocemos ahora como “una vacuna”, haciendo honores al origen de la idea.


El inicio de la expedición

Entonces, ¿qué tiene que ver Jenner y su investigación sobre la vacuna 7 años antes de la expedición? Bueno, entre 1803 y 1806 en España, se produjo una pandemia de viruela que estaba ocasionando principalmente la muerte de miles de niños, y poco a poco se iba expandiendo por Europa llegando posteriormente a latinoamérica.

El rey de España Carlos IV había perdido una hija por esta enfermedad y preocupado por la situación, contactó al médico Francisco Javier Balmis quien había traducido los textos del procedimiento de Jenner y le encomendó una tarea: llevar la vacuna desde España hasta Latinoamérica. En ese momento, aún se utilizaban las vacas como receptoras del virus. 

Balmis aceptó entendiendo los retos que tenía enfrente: ¿Cómo podría llevar una vaca infectada en un viaje tan largo sin que muriera? y ¿Cómo podría mantener la vacuna “fresca” si no se contaba con refrigeración en el viaje? Por eso, con los hallazgos de Jenner, tomó una decisión: La vacuna viajaría en receptores humanos.

El médico se embarcó el 30 de noviembre de 1803 desde el puerto de La Coruña con 37 personas de los cuales 22 eran niños huérfanos entre los 8 y 12 años todos sanos sin viruela y si vacuna, y quienes serían los receptores. ¡Sí, los niños llevarían la vacuna! 


¿Niños héroes?

Si eso ocurriera hoy, pareciera ser una medida desesperada infectar poco a poco a niños en un barco para llevar “fresca” la vacuna, pero pensemos por un momento que estamos en 1803, y que una enfermedad se está volviendo una crisis de salud que pone en riesgo al mundo ¿Nos resulta familiar?

Ante los obstáculos de tiempo y tecnología, Balmis tomó una decisión arriesgada que salvó la vida de miles de personas (niños principalmente) en latinoamérica, Europa y parte de Asia. El método fue revolucionario y se le llamó inmunizarse por contagio, y eso me puso a pensar: aveces hay que tomar riesgos para llegar a las soluciones.


Reflexión

La innovación es un proceso donde la base es generar valor para todas las personas involucradas y nos invita a tomar riesgos, a pensar diferente y a encontrar soluciones donde menos las esperamos. Para que Balmis llegara a la “ inmunización por contagio” debió entender las observaciones de Jenner, y para que a su vez Jenner experimentara con vacas y humanos, debió conocer las investigaciones de Lady Mary Wortley Montague, y si seguimos buscando, seguramente nos devolveríamos tanto en el tiempo que se nos olvidaría cuál fue la razón por la que comenzamos a buscar. En la actualidad contamos con tecnología y recursos que nos permiten acelerar los procesos y exponer mucho menos a la población. 

Esta historia es conocida como “la primera expedición sanitaria internacional de la historia”, la cual revolucionó el mundo de la medicina y ha sido relatada en el libro de Gonzalo Díaz de Yraola: La vuelta al mundo de la expedición de la vacuna como «una caravana infantil con rumbo al Nuevo Mundo para transportar la vacuna y prevenir las epidemias de viruelas. Dando como resultado uno de los viajes más extraños que tiene como protagonista a la medicina y a la ciencia en el siglo XIX».

Si te gustó, te invito a que sigas buscando mas curiosidades en la historia que han detonado en innovaciones, y si quieres conocer mas de esta expedición, el cine español hizo un homenaje a esta historia através del telefilme «22 angeles». Te dejo el link para que lo veas: https://www.youtube.com/watch?v=tQhwsvA_nlk