LA HISTORIA DE UNA CONFESIÓN: El día D

Corría el año 2010, con sus idas y venidas, con la misma imparable marcha incesante de peatones en las calles, el tamboreo en los vagones del sistema de transporte, las ciénagas de carros y motos rebosando hasta los andenes, pitos y bocinas cual carnaval, ceños fruncidos, ojos rayados y todos al trote como en una triatlón.

En ese espacio de tiempo repetido día a día, cual 100 años de soledad, en dos extremos de la ciudad, se repetían dos historias similares, que seguramente no se alejan de las crónicas de vida de algunos de los que hoy leen esta confesión.

Pasa un día, pasa el mes y dos empleados sentados en sus puestos de trabajo, de frente a la pantalla del computador, pensando una creativa solución para no caer en la rutina de la próxima reunión, de esas que duran semanas sin conclusión, y que alimentan ese sentimiento de frustración de querer hacer y no poder.

En otros casos, tener la satisfacción de lograr resultados exitosamente creativos a pesar de la rigidez de la organización y la oposición al cambio, con frases como: “Aquí las cosas siempre se han hecho así y han funcionado. No vemos razones para dejar de hacerlas así”, y luego con una desgastante insistencia demostrarle a los jefes que había caminos más productivos, logrando procesos exitosos, razones que los llevaron a pensar en:

¿Por qué no innovar para nosotros?, ¿por qué no producir para nosotros? por qué no asesorar a las empresas y romper con la rigidez institucional típica colombiana que detiene la verdadera innovación?, por qué no hacer lo que nos apasiona? ¿Por qué no hacer de lo público algo innovador? ¿Por qué no exigirle a nuestros educadores que nos enseñen la verdad de la innovación y el emprendimiento?

Entonces llegó el día D.

Sí, el día De tomar las riendas y el control, el día De lanzarse al agua, el día De dejar la comodidad de un sueldo estable, el día De confiar en nuestra idea y potencial, el día De compartir nuestra experiencia, el día De innovar y Crear, el día De buscar la Felicidad en nuestro quehacer para pasar de subsistir a vivir,  el día De emprender una nueva y difícil ruta y crear empresa en Colombia.

Fue entonces como dos ex – compañeros de estudio, compartiendo un mismo sentimiento, y con ganas de crear empresa y además aportar a Colombia haciendo lo que hacían en sus empleos, deciden no esperar más y correr el riesgo de levantarse y seguir corriendo.

En 2010 crean la Empresa que hoy les ha generado ingresos, pero lo más importante que los ha llevado a hacer los que les apasiona y es co-crear, experimentar y mezclar las mejores dosis de creatividad e innovación para organizaciones privadas, públicas, PYMES y personas.

Escrito por: Mauricio Toro