Información optimista y problemas estructurales

Álvaro escribe esta opinión basándose en el artículo “Prepare for the Ultimate Gaslighting” de Julio Vincent (Forge by Medium). Cuando no está en su sala trabajando, disfruta de pasar tiempo con sus padres por videollamada y salir a caminar por el pasillo que conecta con su habitación.

Nos creemos especialistas

Dependemos de buena información para tomar decisiones y tenemos la suerte de vivir en una época donde encontrarla es sumamente fácil. Con frecuencia, la filtramos según nuestra conveniencia y nos volvemos especialistas en el tema porque existen fuentes que la validan. Además, difundir información se ha vuelto tan sencillo que sin darnos cuenta podemos estar en una burbuja donde las posturas que tenemos sobre un tema son fortalecidas por datos y pruebas.

Ugh, todos son epidemiólogos. Es como cuando hay un desastre de alpinismo en las noticias y de repente todos son expertos en seguridad para escalar montañas. (…) Quisiera que no sigan saliendo en televisión diciendo cosas como “de acuerdo con mi investigación, si todos se encogieran en una pelota y rodaran, llegaríamos al fondo más rápido.”
“Todos son epidemiólogos”, por XKCD.

Resulta imposible estar al tanto de la verdad cuando toda la información que recibimos está envuelta en un bonito empaque (como las cosas que vemos en nuestras redes sociales). Pongámonos en el escenario de la cuarentena donde estamos tan emocionalmente agotados y ansiosos por escuchar noticias esperanzadoras que nos aferramos a cualquier noticia positiva. Esta situación es peligrosa cuando diversos actores, con la intención de satisfacer nuestras ansias de salvación, comunican sólo lo que nos lleva a mantenernos animados. En este momento, sabemos que muchos aspectos de cómo nos comportamos como seres humanos y consumidores están afectando el planeta y estamos pagando las consecuencias. No debemos olvidarlo. Por ello, hay que informarnos bien y evitar el gaslighting que nos producirá la sobrecarga de información que podría borrar nuestro recuerdo de la gran oportunidad que nos ha dado el planeta de reconfigurar nuestras formas de hacer vivir y hacer negocios.

El gaslighting se define como una forma de manipulación donde una parte hace dudar a la otra de su cordura. En esta ocasión, la manipulación vendrá de los medios, de los gobiernos, pero también de los actores que están tratando de resolver las injusticias que han generado esta pandemia. En un artículo reciente escrito por Julio Vincent, nos advierte que debemos prepararnos para el gaslighting social más grande de nuestras vidas. También hay un resumen en español en el blog Muhimu por si quieren una lectura express

A lo que se refiere Vincent es que las más grandes preocupaciones del mundo moderno amplificaron su relevancia en cuestión de días: el hambre, el acceso a la salud y a la educación, el desempleo, la importancia de un gobierno ágil y sin burocracia, el medio ambiente, todo. Muchos de estos temas están cambiando, pero todavía hace falta un largo recorrido y cuando la pandemia termine no debemos olvidarnos de que si no los atendemos volveremos a lo mismo.


Información engañosa

Las organizaciones están llamadas a informarnos de lo que hacen y cuentan con una serie de herramientas y métodos para llamar nuestra atención y entregarnos aquello que necesitamos saber. Una de esas herramientas es la publicidad.

Noam Chomsky opinó en una entrevista para la revista Modern Success, realizada en el 2013, que el propósito de la publicidad (comercial) “es crear consumidores desinformados para que tomen decisiones irracionales”. Y esto no sólo se limita a lo comercial. La publicidad siempre se ha visto como un arma de doble filo. Es una práctica necesaria porque permite comunicar información relevante para los usuarios filtrando el ruido, aquello que creemos que no es tan necesario saber. Al mismo tiempo, al hacer esto pareciera que tratamos de manipular al público. Si existieran consumidores informados tomarían decisiones racionales. Pero no hay tiempo para ello. Por esta razón, tendemos a maquillar la realidad y resaltar sólo los aspectos positivos.

La misma práctica la emplean las organizaciones políticas, ambientalistas, la comunidad médica, y cualquiera que esté afuera tratando de convencernos de algo. Estas organizaciones tratarán de comunicar sus triunfos, empolvando las arrugas para dar una cara presentable y continuar trabajando con el apoyo de todos.

El problema surge cuando esta comunicación recibe, de un momento a otro, tanta atención y resonancia que se sale de control. Olvidamos que los problemas estructurales no se han resuelto, que sigue existiendo desigualdad de oportunidades para que todos trabajen y hagan negocios, que las mujeres siguen ganando menos que los hombres, que la violencia es un síntoma de algo mayor. Olvidaremos que la única vez que pudimos vencer un problema mundial fue cuando todos nos pusimos las mascarillas y nos enfocamos en el mismo objetivo.

Las pruebas estarán ahí y ya no seremos capaces de verlas.


Optimismo entumecido

Estoy convencido de que la mayoría de nosotros somos buenas personas. Pero creo que, en ocasiones, nuestras acciones se quedan en lo estético, en lo circunstancial, en lo inspiracional. A esto lo llamo optimismo entumecido: la conformidad que sentimos por éxitos particulares que paralizan la búsqueda de un bienestar sistémico.

He podido ver de cerca cómo diversas organizaciones con fines sociales intervienen poblaciones vulnerables para sacarlos adelante, eliminando obstáculos como la inequidad económica y la discriminación. Ninguna intervención se realiza a la perfección. Sabiéndolo, los interesados en informarnos sobre ello perdonamos los desaciertos y aplaudimos los logros que nos publicitan estas meritorias instituciones. 

Elevamos en una vitrina nuestra abnegada humanidad cada vez oímos que una empresa ha creado retretes secos para zonas donde escasea el agua y el saneamiento, o cuando un científico limpia con ayuda de unas cuantas personas un humedal que se creía perdido, cuando un diseñador crea prótesis para pacientes mutilados con impresión 3D. Para ejemplos… TED. Pero ignoramos cosas como que el continente de basura que cubre un área tres veces el tamaño de Francia en el océano Pacífico crece exponencialmente. Lo sabemos, pero es más fácil ignorarlo a pesar de la magnitud del problema frente a los logros anecdóticos.

No estoy siendo pesimista. Me siento orgulloso de los proyectos que he tenido la suerte de dirigir a pesar de las pequeñas cosas que podríamos haber hecho mejor. Hago lo que me encanta: eliminar barreras para construir oportunidades para personas vulnerables. Pero soy consciente de que apenas hemos logrado una minúscula parte de lo que se necesita.


Gaslighting en tiempos de Coronavirus

El artículo de Julio Vincent postula que muy pronto vendrá una ola de información que nos hará sentirnos normales nuevamente. Porque añoramos nuestra “normalidad”, ¿no? Uno es más propenso a desinformarse, cayendo en un sesgo de confirmación, cuando se está emocionalmente vulnerable. De hecho, en los días que he estado escribiendo esta opinión, estuve reuniendo noticias de emprendedores que lo están logrando. Buenas noticias. ¿Y saben cuál es mi conclusión? ¡Somos una sociedad que puede salir adelante a pesar de las dificultades! ¡Hay ejemplos de compasión e ingenio muy grandes! ¿O estoy equivocado y estoy siendo bombardeado de información falsamente optimista?

“This is our chance to define a new version of normal, a rare and truly sacred (yes, sacred) opportunity to get rid of the bullshit and to only bring back what works for us, what makes our lives richer, what makes our kids happier, what makes us truly proud. We get to Marie Kondo the shit out of it all. We care deeply about one another. That is clear. That can be seen in every supportive Facebook post, in every meal dropped off for a neighbor, in every Zoom birthday party. We are a good people. And as a good people, we want to define — on our own terms — what this country looks like in five, 10, 50 years. This is our chance to do that, the biggest one we have ever gotten. And the best one we’ll ever get.”

Vincent, Julio (2020). Prepare for the Ultimate Gaslighting. Publicado en Forge by Medium.

La información vendrá de grandes marcas e instituciones que intentarán hacernos felices vendiéndonos la normalidad que tanto extrañamos, como apunta Vincent. Al cierre del artículo, le “ruega” a sus compatriotas que “aguanten la respiración, ignoren el ruido ensordecedor y piensen en lo que quieren poner de vuelta en sus vidas. Es nuestra oportunidad de definir una nueva versión de lo normal.” Que no olvidemos que esta “Gran Pausa” es producto de nuestra negligencia y cómo elijamos vivir a partir de ahora depende de nuestra capacidad de contener el raudal de desconocimiento.

En otras palabras, hay que tener cuidado de la tranquilidad que sentiremos por la resiliencia mostrada en las innovaciones que, gracias a la pandemia, estamos presenciando. Como ejemplos estamos viendo cómo instituciones públicas han modernizado sus trámites para hacerlos completamente virtuales, plazas de mercado que han creado plataformas de e-commerce para que puedas seguir disfrutando de los mismos productos, ideas para un autocine en la Costa Verde limeña, protocolos para que las personas que hacen entregas a domicilio lo hagan sin propagar el virus, nuevas formas de conectarnos y compartir con las personas. Sin embargo, como decía Lilian Mora en este blog la semana pasada, sólo estamos presenciando «el aceleramiento de varias tendencias que ya estaban en el radar» y ninguna de estas innovaciones están solucionando los problemas estructurales.

Por primera vez en nuestra historia, contamos con la información y tenemos la capacidad para salir de un problema de escala mundial. Depende de nosotros hacer lo correcto con ello. En adelante, tenemos la responsabilidad de crear servicios que no sólo consideren las necesidades de unos cuantos usuarios, sino el impacto que los mismos generan en los demás. Los que ayudamos a diseñar mejores negocios debemos escuchar a los clientes pero también orientarlos a perseguir un propósito más elevado y que genere un bien común y sostenible. Si nos contentamos con menos no habrá futuro.

Referencias